jueves, diciembre 29, 2005

La carta

Hola, hermano:

“No te sientes en el sillón rojo, ese es el mío”.
Esa es, esa es mi frase maldita. Todos los que nos dedicamos a escribir tenemos una frase que nos bloquea. En mi caso es esta. Todo lo que escribo me lleva a ella y en ese momento se va a la mierda la inspiración. Es como si un enorme abismo se abriera ante mi y me impidiera pensar. Cuando acabo de empezar a escribir algo es fastidioso, lo peor es cuando me ocurre al final de una historia y esta queda inconclusa.
Pensándolo bien es la historia de mi vida. Hay un momento del que no recuerdo nada, es una laguna que tengo que me llena de aprensión. ¿Qué hice en esos instante de amnesia?.
El doctor me dice que no pasa nada, es cuestión de tiempo y de tratamiento pero la inquietud me impide pensar con claridad. Aquí, en el hospital me tratan muy bien aunque es aburrido estar aquí metido estando físicamente bien, o eso me han dicho. Es mental, me cuentan otros pacientes. Por cierto, hay gente con muchos problemas aquí. A veces me da pena ver a gente hablando sola, inventando amigos imaginarios o poniéndose violentos. Es algo que me da miedo, la violencia. Sería incapaz de matar una mosca. En cuanto veo un palo o un cuchillo me pongo nervioso. Yo creo que eso no es malo, pero el doctor lo está estudiando. En ocasiones los médicos sacan las cosas de quicio. No ser violento es bueno, ¿no?.
Bueno, pues aquí me quedaré esperando el próximo bloqueo literario. Ya me lo tomo a broma.
Lo he dejado para el final, he hablado de cosas absurdas pues no me atrevía a decirte el motivo de esta carta. No quiero que suene a reproche, pero ven a verme, me siento solo aquí y me resulta extraño no saber nada de ti, mi única familia. No me extiendo, ya sabes que no es mi estilo, ya me habrás entendido.
Recibe un saludo.

“… parece ser que el motivo de la muerte de A. J. fue la riña por un sillón rojo, precisamente el sillón donde apareció apaleado y con 15 puñaladas su cadáver . Su hermano, S. J. no recuerda nada de los hechos. Su laguna le impidió explicar nada, pero el hecho de aparecer una semana después en una casa en ruinas a 10 km. De su casa, cubierto de sangre no dejó lugar a dudas…”

Fin.
Por cortesía de : Calzadaespinosa.

2 comentarios:

virginia dijo...

muy buena, lo que pasa que demasaido brutal el asesinato!je je.

d dijo...

Es verdad ahora que lo dices, jajaja.