domingo, enero 31, 2010

Composición de domingo

Me dan miedo los domingos,
No se cómo decirle,
cómo explicarle.
Me gustaría describir
el por qué de los teléfonos rotos.

A veces extraño una nube
de Magritte,
o simplemente su calor de usted.
Su silencio consentido,
su sabor.

Me dan pánico
los domingos por la tarde,
y no alcanzo a poder
relatar la razón fundamental
de ese desasosiego,
esa inquieta nostalgia
de los centímetros de su piel.

¿Cómo convertirme
en estación de tren
en esos días de domingo?
¿Cómo ser mañana,
para dejar de ser
por un instante vacío y soledad?
¿Cómo explicarle?


© Virginia Fernández “Composición de domingo”. Fragmento de Diarios de usted.

Caleidoscopios lunares

Hoy la luna me enseña a mirar caleidoscopios lunares, incandescentes, atropellos coloreados de ti, el día fue silencio, pero terminó con un gato que quería ronronear al son del vaivén lunar, ¿Metafísica estelar?, quizás, no sé.

(c) Virginia Fernández "Caleidoscopios lunares"

martes, enero 26, 2010

El guitarrista cero

El guitarrista Cero sabe de noches desoladas y frías. Actúa bajo el manto de la noche azul de un local llamado Loro. Tiene en su cara algo parecido a una sonrisa, lanza una especie de mueca o guiño hacia su amigo con gafas que lo observa desde la barra, éste recoge la mueca y le corresponde con una mirada incierta y amistosa. Mientras su público lo abandona a la misma velocidad que sus acordes caen de una guitarra que ni siquiera recuerda el día en que nació.
El guitarrista Cero sabe que el mundo está ya de vuelta, harto y cansado. En el fondo cree que no le importa, pero un amago de tristeza lo delata por las comisuras de sus labios. Hace un intento de cantar, le gusta estar allí, se sienta en un taburete con chicle que también le gasta una mala pasada, mira hacia un lado, hacia otro, disimula y vuelve a sus acordes. Lleva sombrero y amargura, y en algún momento de la noche si nada cambia se preguntará por qué está allí. Unas risas al final le devolverán las ganas de seguir tocando algo parecido a rock & roll. Mientras dos gatos se besan en la puerta de un local llamado Loro.

(c)Virginia Fernánadez “El guitarrista Cero”

sábado, enero 23, 2010

Percepciones

Qué fácil se me hace
cuando usted viene con una sonrisa.
El tiempo se para entonces,
se descorren las cortinas,
se descosen los botones de las camisas.
Entra una brisa que huele a ciudad y lluvia.

Qué fácil me lo hace cuando me mira,
se disipan todas las dudas,
alegre cae la tarde
entre llovizna y olor a sándalo.

Qué temor es encontrarlo inesperadamente,
que fulgor en el pecho,
qué delirio más grande mirar sus ojos cuando oscurece.
Cuántos versos nacen en ese estado anímico de la razón.

Ah! Pero cuando se nubla su mirada,
Se produce entonces ese volverse hacia el interior,
Ese aislamiento que hiela la piel,
Esa percepción desde afuera,
Ese sentirse solo en un desierto.

Ocurre entonces el milagro.
Ocurre entonces que el poeta percibe que está enamorado,
que es amante.
Es entonces cuando empieza a hablarle de usted a un poema.


© Virginia Fernández “Percepciones”

viernes, enero 22, 2010

Peces vagabundos

Anda, vámonos a ese bar,
tomemos una copa de porto,
deja atrás esa música ridícula que escuchas.
Corramos bajo la lluvia,
siente cómo golpea el aire en tu cara.

No mires atrás,
descálzate y sígueme.
Allí nos espera la magia de tu sonrisa,
Somos peces vagabundos.

Vámonos a esa terraza que tanto te gusta,
Báñate en mis ojos,
Descuida la tarea,
Baila conmigo al amanecer.

Dime adiós desde un vagón sin billete de ida,
Dame la bienvenida a la ciudad,
Volvamos a brillar bajo la luna.
Vamos, descálzate,
La calle nos espera.


© Virginia Fernández, “Peces vagabundos”

martes, enero 19, 2010

Fantasmas

Usted desconoce que hoy
sólo me queda el fantasma de la noche,
el vacío y la nada.
Sólo quedan manos,
y adioses.

Usted no sabe que me provoca estados de ánimo,
difíciles de definir, poco dados a las explicaciones.
Estados de ánimo convertidos en utopías,
estados de ánimo que me hacen sentir perdida
en esta noche en la que sólo me queda
la visita de los fantasmas de usted.

De pronto suena una música, y cambia la luna,
estudio el momento preciso en el que acaricia mi cuello,
descuido el tacto, y miro su hombro desnudo.
La noche me espera, trágica e infantil,
me acuna el amanecer, y destierra pesares.
Usted no sabe, pero
me provoca ensoñaciones de delirio,
retazos de pensamiento.

Usted no puede saber, ¿Cómo hacerlo?
En esta noche en la que
el viento mece mi alma.
En esta noche en la que sólo existe vacío y soledad,
Usted no sabe, no puede.


© Virginia Fernández “fantasmas”

viernes, enero 08, 2010

De mecanos y arandelas

Yo no quiero ser un mecano, no quiero ser piezas, ni metálicas, ni transparentes. No quiero ser tuercas, ni arandelas, ni tampoco formas infinitas. A mi no me gustan los libros de instrucciones con letra pequeña, no me gustan las instrucciones made in Taiwan, o escritas en alemán, a mi no me gustan tus textos románticos. Yo no quiero ser formal, no quiero formalidad a tu lado, formalidad espectral, oscura azul, y bastante tonta. No quiero tener piezas del mundo entre mis manos, no quiero ser pedazos de algo, de tiempo, de espacio, ni sueños contados, ni noches, ni nadas. No quiero ser tupé, ni punta tacón, ni nada de eso, ni montaña rusa, ni feria, si no se llama Risa. Yo, la verdad, lo único que quiero es verte bailar para mí alguna noche cuando el tiempo se pare en este espacio infinitesimal y cuadrado.

(c) Virginia Fernández. "De mecanos y arandelas"

sábado, enero 02, 2010

Deshumanizándonos

Somos espectadores de un juego
que es jugado por nosotros mismos,
nos reconfortamos con una mirada,
abrimos la puerta a la eternidad,
que al fin y al cabo dura un segundo.

Descubrimos un amanecer particular,
nos encandilamos con una sonrisa,
restablecemos el aire a nuestro alrededor,
respiramos, nos enamoramos.

Percibimos la realidad como en una película en blanco y negro,
observamos el final,
y lloramos.
Todo esto no son más que experimentos de la razón,
ruinas del ayer, que debemos reconstruir.

© Virginia Fernández “deshumanizándonos”