miércoles, julio 26, 2006

Estoy mal con las frases

Estoy mal con las frases, desde que sé que te gustan, no quieren salir, entraron en una especie de timidez contenida, de letargo que desborda, de anclaje sin retorno, de mí sin ti. Me duermo en las entregas, muy a mi pesar, y en las esperas me desespero, me esfuerzo con esfuerzo, relato frases sin sentido, ni lógica, de historias posibles e imposibles, de ti, de nosotros, de mi terraza con tu hamaca, de mis pies desnudos y tus manos vacías, de tu nada. A todas me dices un no rotundo de esos que no tienen vuelta atrás, noes que caen sobre mi memoria desolada, y me pesan, como la soledad a la que me tienes acostumbrado, como la soledad de mi estantería llena de libros que no leo desde que te fuiste, y se llenan de polvo, como la que me crea “Rojo y negro” de Stendhal y su perturbadora dedicatoria que te hace inquietar y preguntar. Que antipática te pones con los noes que noan, con esos noes que te encantaron y copiaste de Oliverio Girondo, a la vez que te convertías en mi lu. Entonces desisto, mientras vago por mis pensamientos creyendo escuchar que me dices que sí, vago y vago entre divagaciones de tipo estoy mal con las frases, ellas no me entienden, y bla bla bla, es ahí donde me dices un te quiero, y que te parece perfecta esa frase, te vas tan contenta, como niña pequeña y feliz, como si nada hubiera ocurrido, es ahí donde te mataría, pero, sin embargo es donde te abrazo.
Aunque sigo pensando que realmente estoy mal con las dichosas frases, porque no me salen, no aparecen cuando las busco, ellas ya no me buscan a mi en la oscuridad, ya no me quieren es cierto, o tal vez me quieren.

VirginiaFernández “Estoy mal con las frases”

Actores y frases

Estoy mal con las frases, no me siento a gusto, no puedo seguirlas, voy detrás yo de ellas, y no yo en cabeza. Deberíamos reescribir el guión, dejarlo de tal forma para que yo pueda interpretar mi papel de forma correcta. Llevo encerrado más de un mes en la casa de campo de Lady Bullier, paseando por sus jardines, papeles en mano, durante jornadas completas, con las noticias distantes de la guerra, sumido en una especie de tristeza, no se si por la situación del país, o por el papel que me toca en esta obra. Me asusta pues cada día que pasa, cada rumor que llega, acerca más y más la pautas mismas que sigue nuestra obra, con la que sigue la locura que hoy se vive en las calles de la mano del hombre.
Hablan de pueblos arrasados de aquí a la frontera. De familias muertas y ganado pútrido. Hablan del fuego y la desolación, de la tormenta, de lo perdido y de que no hay marcha atrás. Hasta cuando los cañones seguirán latiendo en la noche, hasta cuando la inseguridad constante, no lo se, pero sí se que empiezo a sentirme un naufrago más que un hombre protegido. Los puertos están tomados, las rutas de las montañas son inaccesibles en estas fechas. Parece que el escenario es inequívoco.
Pues como le decía, necesito reescribir el guión con usted, para que en el discurso de la toma del poder mi pueblo no sospeche que me he vendido a ustedes.

Atentamente

GideonRichardson “Actores y frases”

viernes, julio 21, 2006

Descripciones

La cocina está llena de galletas, es más huele a galletas, tu perro ha salido a pasear, escribo bajo la luz del desencanto que me producen las ausencias de ti, la chimenea está encendida, mi gato duerme en la butaca de la abuela encima de un cojín azul, miro por la ventana, el cristal está empañado, lo limpio un poco y sigo mirando, me gusta ver a la gente, afuera está blanco porque ha nevado, aquí nunca nieva, hoy sí. En la cocina está tu paraguas, el que te encontraste paseando por Donosti el verano pasado cuando saliste a pasear y empezó a llover, lo encontraste olvidado en la ventana de un bar, lo cogiste, lo abriste y saliste corriendo, mientras una lágrima resbalaba por tu cara por la risa que te produjo el hecho de coger el paraguas, de repente dejó de llover, después me regalaste el paraguas, me gustó que me regalaras el paraguas, en general me gusta que me regales muchas cosas, aunque sea un papel de caramelo o una maceta con una semilla de una planta secreta. Después nos reímos del paraguas y de su dueño.
La cafetería de enfrente está llena de estudiantes, no paran de entrar y salir con las carpetas de apuntes y libros fotocopiados, hace frío, llevamos abrigos y jerseys, el jersey de Raúl tiene bolas, porque es viejo, a él le gustan esos jerseys, tiene uno que pone Sociedad Alcohólica, y es de hace tres años. Ayer fui a clase, hacía tiempo que no iba, la profesora de Filosofía no me reconoció. Todos siguen igual, paseé con Aintzane, sigue igual de bonita y me quiere, a ti también. Fuimos a comer a un restaurante Chino que hay en el la Calle Urbieta, después subimos a casa a tomar el postre, comimos galletas. Creo que ayer no pasó nada más.

VirginiaFernández.” Descripciones”

Galletas

La cocina está llena de galletas, sólo tienes que encontrarlas. Cada vez que mires debajo de algo tienes que poner ese algo en el fregadero, y si ese algo es comida al frigo. Galleta que encuentres, galleta para ti .Y luego, al cine en bici. Que es domingo. Los tres. Al pueblo. Retira la mesa, digo, busca galletas, por favor.

GideonRichardson “Galletas”

jueves, julio 20, 2006

Descripción de paseos nada serios

Paseó el sol por tu cuerpo, y tu cuerpo por la playa, mi mirada por la arena y por la arena tu sentir.
Amigo Pon se encontraba bajo el sol de mediodía, observaba y observaba como andabas hacia él. ¡Eh! chaval Es la segunda vez que aquí me encontrarás. Entre risas y extrañezas caminé hasta sentirme uno más en el trajín.
Me instalé sin darme cuenta en tu casa de limones, a la vez que el sol brillaba e intentaba camelarme, más aún que no lo ví, me encantaste a manos llenas, me llenaste con tu baile bajo el agua, sí, el de la jota, no imagines otra cosa y a aguantarse sin reír.
Te afanaste en conseguir los limones que traía bajo el brazo y sin maletas, más que no eran para ti, sino para hacer helados de limón, e invitarte a uno o dos antes de dormir.
Vislumbraste el linternazo que te dio mi radio-player, y lloraste porque sí. A su vez, Zebda no quiso acompañarte, pero al final lo conseguí.
De la mano de tu mano paseé por el sin fin de ocasiones que me diste de reír y sonreír.
Divagaste entre las risas, y dormiste bajo el sol, actuaste sin vergüenzas, y pintaste con fervor, descubriste mi carilla, te bañaste y a vivir, despertaste sin reír, mientras Pon se despedía con la mueca de su cara, y a otra cosa mariposa.
Paseó de nuevo el sol por tu cuerpo y por el mío y tu cuerpo por la playa, mi mirada por la arena, por la arena tu sentir, y un te quiero pululando otra vez me hizo reír.

VirginiaFernández “Descripción de paseos nada serios”

lunes, julio 17, 2006

Callejón de Cabo de Gata


Foto de Manuel Gallardo.

sábado, julio 08, 2006

Tiempo que corre y no entiende lo que dicen las palabras

Como siempre, su tiempo no llegó a tiempo para caber en un reloj, tampoco llegaron los minutos, ni los segundos, que eran los que más corrían, incluso los minuteros de los relojes llegaron al destiempo de parar el aguacero de lunas que les vino encima sin esperarlo, las estrellas tampoco pudieron esperar y escaparon a ese tiempo sin esperanza que son las noches sin ellas, claro que a su vez las manecillas de los relojes hicieron huelga y gritaron un no al tiempo de las horas sin ti, mientras las guerras terminaron al tiempo de no haber empezado nunca, que horror lo de las guerras, siempre atemporales, que catástrofe esto de las horas, que nunca quieren parar y siempre van con prisas, corren y corren atropellándose como ciudad con mucha gente en la que el tiempo es oro, como dicen algunos, y la gente corre sin parar y sin mirar a los ojos, con lo fundamental que es eso de mirar a los ojos, sobretodo cuando el tiempo no nos deja ver.
En el sur el tiempo se lo piensa dos veces antes de seguir corriendo, aquí el tiempo se calma después de comer y echa una siesta mientras los niños juegan a que duermen, y a inventar para no aburrirse al tiempo sin noches, y al tiempo con días y con muchos juegos, por ejemplo juegos que consistan en esconderse detrás de los armarios para que el tiempo no los encuentre, y a esconderse debajo de las camas de sus abuelas para hacerlas rabiar, al tiempo que ellas les tiran armónicas a la cabeza por no dejarlas dormir.
Sin embargo, tú si llegaste a tiempo de verme pelear con el tiempo por un trozo de luz al anochecer y conseguirlo, a la vez que el tiempo intentaba hablar a las palabras, pero las palabras ya no entienden lo que pasa con el tiempo, yo tampoco, ni tú.

VirginiaFernández “Tiempo que corre y no entiende lo que dicen las palabras”