jueves, diciembre 31, 2009

Mar de sensaciones

Para Francisco Vargas y nuestras risas en cualquier esquina de la ciudad

Usted es una película muda,
un mar de sensaciones,
imágenes, quizás una frase,
y risas en cualquier esquina de la ciudad.

A veces usted me da tanto miedo,
me hace sentir como un espejo hecho añicos.
Doloroso encuentro el de usted y yo,
su odio equilibra el mundo,
y lo transforma en amor.

Usted es un enigma,
un río que fluye hacia el mar,
adorado espejismo,
estable en su gravedad.

Usted y yo somos la antítesis de algo,
un sueño sin final,
a veces la verdad absoluta,
pero siempre un mar de sensaciones
entre usted y yo.


© Virginia Fernández “Mar de sensaciones”

miércoles, diciembre 02, 2009

Parábolas

Intuyo el movimiento
de las hojas al caer,
es como imaginar una película
a cámara lenta,
caen como gotas de agua los sonidos,
se sumergen en ese silencio
de invierno blanco.

La tarde se descolore lentamente.
A mi alrededor los matices
que la forman se transforman,
van del amarillo al violeta,
dos segundos y pasará a ser casi oscuro,
miro por la ventana,
me gusta observar esa milimétrica
exactitud del tiempo.

Dejo para más tarde la lectura,
mi atención está en los sonidos,
los colores de la calle,
describo una parábola en el aire,
me descalzo,
empiezo a escribir.

© Virginia Fernández “Parábolas "

miércoles, noviembre 18, 2009

Shock

Y dígame, ¿Quién le plancha a usted las camisas?


Tu reflejo me trae la brisa
del amanecer,
me llena de calma las noches
y vela mi sueño.

Tus noches son estrelladas
y libres,
son antojos
y relámpagos de lluvia.

Tu aire me recuerda
al de un soñador
llamado Vocación.

Es triste el amanecer
que paso sin ti,
y no sé decir
la palabra amor.

Me gustaría prometer,
pero es difícil
entender el tiempo
cuando se para
en el minuto preciso,
irremediable paro cardíaco
entre la inmensa multitud,
tu mirada.

© Virginia Fernández “Shock”

sábado, noviembre 07, 2009

Hypatia

He pensado en diluirme,
captar ese momento en
que los átomos empiezan
a desintegrarse, lejos
de una forma, o un cuerpo,
ver como desaparezco poco a poco,
intuirme en el espacio, desaparecer.

He soñado tantas veces
en convertirme en mar,
formar parte de esa
gran inmensidad azul,
que se despliega ante ti.

He luchado muchas noches
con el azul oscuro que hay
encima de nosotros,
con ese manto de pequeñas luces
infinitas.
Me gustaría tanto
entender ese gran abismo que
se forma en tu mirada en los días
de tormenta.

No sé si te ha pasado
al ver el amanecer
un estremecimiento que recorre
tu espalda.
No sé por qué, pero
he buscado tantas veces,
sin encontrar una respuesta.
Y aquí, cada vez soy menos yo,
Universo.

© Virginia Fernández “Hypatia”.

miércoles, octubre 28, 2009

Amigo mío

Usted es de esos tipos
que se emocionan,
que corren bajo la lluvia,
y lloran en las películas.

Sin duda alguna, usted
es de esos tipos que
leen Rayuela
hasta el amanecer,
que miran de soslayo,
que no saben mentir.

Amigo mío, usted es
de esos hombres
que saben abrazar
a una mujer, que la
dejan sin palabras.

Apuesto a
que usted es de esos tipos
que sueñan el vuelo silente
de unas caderas,
que luchan en vano con sus
cabellos,

Amigo mío,
No me explique, lo sé.

© Virginia Fernández “Amigo mío”

martes, octubre 13, 2009

Sueño sin geometría




Dejó de coleccionar lecturas,
arrugadas en un viejo papel,
las letras se agrietaron
en dolor de color cristal,
se hicieron lluvia de rocío,
y licor de atardecer.

Dejó de colorear el viento,
y de gastar utopías,
malhumoradas notas
llovieron del cielo,
desparpajo atolondrado,
leve aleteo de una
mariposa asustada.

Dejó de coleccionar
raíces cuadradas,
y números primos,
bellos diamantes con
forma de corazón,

El invierno trajo el descanso,
y dejó de soñar sueños.
Ella, la reina con gola
de un sueño sin geometría.

© Virginia Fernández “Sueño sin geometría”
Fotografía: Enma Fernández “Reina con gola de un sueño sin geometría”

martes, septiembre 29, 2009

Ciencias puras

Busco tu suma.
Imperceptible, casual.
A medida que avanzo
los átomos que forman
el todo que hay en ti,
me dan la bienvenida,
se miran,
me descalzan entre
risas y alborotos.

Húmedos átomos formadores
de lágrimas, de risas,
de adioses.
Todos al unísono forman
un algo indescriptible,
un fulgor ardiente,
estrellas, cielo, sonrisa, ojos.

Busco el todo que te forma,
que es más que manos, y piel,
más que una obra de arte,
o un paisaje.
Ese todo que eres tú,
suma de miles y millones
de pequeñas partículas que te forman,
y que hacen que sumes tú, y no tantos
otros diferentes, andadores irreales,
anónimos.

Eres más que manos que vienen hacia mí,
más que caricia,
eres ojos, sonrisa iluminada,
esa suma que te forma no deja
que me duerma,
me atraviesa la garganta.

Busco tus ojos, tus manos,
ese universo cerrado y bello.
Busco la línea del horizonte
que atraviesa tu mirada.
Húmedos átomos formadores
de lluvia de ti.

© Virginia Fernández “Ciencias puras”

lunes, septiembre 07, 2009

Lista de pretextos

Estremecerse en un rincón,
no queda otra.
Atardecer observando
tus manos.

Palidecer de pronto
ante tus ojos asombrados.
Respirar tu alma,
encandilarse de ti.

Voltear la calle,
pasear en ti.
Despojarse de las ropas,
y los adioses.

Mandarse mudar
a tu espalda.
Romper en risas,
brillar en ti.

Bailar contigo,
saborear el mar.
Matar el tiempo,
quedarme en ti.

© Virginia Fernández “Lista de pretextos”

martes, agosto 18, 2009

Delirio

Porque sueño,
yo sé que soy.
Porque sueño,
yo sé que existo.
Porque sueño siento
que nazco cada mañana.

Me desprendo del zarpazo
de tu vagón sin destino,
me caigo alborotado
del País de los sueños,
Y mi vuelta es tan brutal,
que ese que también me habita,
me mira despacio, y con pena.

Porque sueño,
yo no lo estoy.
Porque sueño,
yo no estoy loco.
Ese que también me habita,
me lo recuerda,
gracias a él yo no me caigo.



© Virginia Fernández “Delirio”

sábado, agosto 08, 2009

De insomnios con Pessoa

Me has hecho volver
a Pessoa,
a sus dudas incandescentes,
a sus realismos impares,
a su color neutral
y muerto,
a su cansancio
de no estar cansado.

Estarás contento
de este delirio,
de este insomnio dolorido,
desquebrajado.

En este estado casual,
de adicción sin conflictos,
de extremado universo,
se puede a veces
entender la soledad.

Por tu culpa
he vuelto a querer ser
frases y olvidos,
amaneceres en vela.
Estarás contento,
Pessoa debe estarlo.


© Virginia Fernández “De insomnios con Pessoa”

martes, julio 21, 2009

Secretos a voces

Pero, ¿Cómo sería tu amor sin tus rencores?
-Pablo Armando Fernández-


Hoy la noche me susurra
ciertos secretos,
estadistas anónimas, las estrellas,
andan silentes por las esquinas
de mi ciudad en blanco.

He pensado en abandonarme,
dejarme caer lentamente
en este caminar acompasado,
entre horizontes verticales,
y camas con ventanales abiertos.

Dime si has pensado alguna vez
en dejarte llevar por las olas de arena,
por el calor que abrasa la piel,
por las huellas que deja tu caminar.

Dime si te ha pasado, al ver la tarde caer,
una desazón que quema aquí adentro,
y que cura cuando te mira.
Dime, pero,
¿Cómo sería tu amor sin tus rencores?




© Virginia Fernández “secretos a voces”

viernes, julio 10, 2009

presencia

Lo bello es ese sabor efímero en la lengua,
ese color de tu piel reflejado en mis ojos,
anaranjado y brillante,
expectante e irracional,
diría metamorfósico, o incluso irreal.
Ese sabor bello y ambiguo,
arrastrando a su paso cuán huracán,
arrebatadora presencia,
qué más decir,
simple,
pero irremediablemente necesario,
así, ya está,
no más palabras,
punto y final.

© Virginia Fernández “Presencia”

sábado, julio 04, 2009

Trozo de percepción temporaria

A veces la tarde
me cuenta mañanas
solitarias,
transeúntes dormitando,
cafés a deshoras.
La lluvia entumeciendo
la tarde,
descuidando la noche.

A veces usted
me cambia las aguas
del reloj,

a veces me mira, y
al sonreír parece
un reloj de pared,
tan serio y solitario.

Por supuesto,
usted sonríe,
y puede que un brillo
en sus ojos me cambie por
un instante.

A veces me cambio por
un invierno de trozos
de papel, de tinta en
el tintero.

Otras veces me convierto
en un ciego que ve,
pero que no quiere mirar.

Por supuesto,
usted sonríe,
y puede que poco a poco
comience a querer ser
de nuevo,
tarde contando mañanas,
transeúntes dormitando,
café a deshoras,
y cómo no,
lluvia entumeciendo
la tarde,
y descuidando la noche.



© Virginia Fernández “Trozo de percepción temporaria”. Fragmento de Diarios de usted.

jueves, junio 18, 2009

Composición de domingo

Me dan miedo los domingos,
No se cómo decirle,
cómo explicarle.
Me gustaría describir
el por qué de los teléfonos rotos.

A veces extraño una nube
de Magritte,
o simplemente su calor de usted.
Su silencio consentido,
su sabor.

Me dan pánico
los domingos por la tarde,
y no alcanzo a poder
relatar la razón fundamental
de ese desasosiego,
esa inquieta nostalgia de
los centímetros de su piel.

¿Cómo convertirme en
estación de tren en
esos días de domingo?
¿Cómo ser mañana,
para dejar de ser por
un instante vacío y soledad?
¿Cómo explicarle?


© Virginia Fernández “Composición de domingo”. Fragmento de Diarios de usted.

martes, junio 02, 2009

pequeña contradicción

Homenajeando a Mario Benedetti

¿Usted ha pensado alguna vez
en ese incrédulo y arduo
momento del día,
en que todo nos parece imposible,
un pasillo sin final?

¿Ha sido consciente de ese amanecer
entumecido y doloroso, frío y
humillante, de un invierno
sin su ropa en el cajón?

Me pregunto si a usted
le ha pasado alguna vez al abrir
la ventana, y sentir el viento golpear
en su cara, ese dolor
punzante y rotundo, que
provoca la soledad.

No sé si usted conoce,
o sabe que dicen que contra el
optimismo no hay vacunas
.

Por eso todos estos
pensamientos me abandonan
enseguida, imaginando sus
manos, de usted, deslizarse
sin prisa bajo el edredón
de mi piel.

© Virginia Fernández. “pequeña contradicción”

miércoles, mayo 13, 2009

manos

Observo unas manos, manos de dedos largos, manos que seguro acariciarán o serán acariciadas en un futuro próximo, que se enamorarán de otra piel distinta a la mía. La lógica exacta me dice que recorrerán muslos, pieles, y otros mundos diferentes, serán objeto de fuegos fatuos, y de amores y desamores. Manos anónimas, y al fin y al cabo desconocidas para mí y de mí.

(c) Virginia Fernández

domingo, abril 12, 2009

temporalidad y relojes



Llueve, y las calles bajan con agua como ríos nocturnos, y son gotas en un trampolín, y dan saltos y gritan, y se tiran agua unas a otras y vuelven a mojarse, y todo es un círculo nocturno y bello. La ciudad se inunda, los coches gritan claxon, y es tan natural perder ahí la noción del tiempo de los relojes que se llevan en pulsera, y entrar así en otra dimensión. Suena jazz y lluvia, y hay manta, y mis manos se interponen a esos relojes colgados de las paredes, y hay una luz suave para poder charlar bajito, y beber té mientras estudias por qué existen los relojes, mientras me cuentas al oído los secretos de la piel.

© Virginia Fernández “Temporalidad y relojes”

el guitarrista cero

El guitarrista Cero sabe de noches desoladas y frías. Actúa bajo el manto de la noche azul de un local llamado Loro. Tiene en su cara algo parecido a una sonrisa, lanza una especie de mueca o guiño hacia su amigo con gafas que lo observa desde la barra, éste recoge la mueca y le corresponde con una mirada incierta y amistosa. Mientras su público lo abandona a la misma velocidad que sus acordes caen de una guitarra que ni siquiera recuerda el día en que nació.
El guitarrista Cero sabe que el mundo está ya de vuelta, harto y cansado. En el fondo cree que no le importa, pero un amago de tristeza lo delata por las comisuras de sus labios. Hace un intento de cantar, le gusta estar allí, se sienta en un taburete con chicle que también le gasta una mala pasada, mira hacia un lado, hacia otro, disimula y vuelve a sus acordes. Lleva sombrero y amargura, y en algún momento de la noche si nada cambia se preguntará por qué está allí. Unas risas al final le devolverán las ganas de seguir tocando algo parecido a rock & roll. Mientras dos gatos se besan en la puerta de un local llamado Loro.

(c) Virginia Fernánadez “El guitarrista Cero”

lunes, febrero 16, 2009

Hechizo

Me hechizaste la imaginación
con los susurros que saben a mar,
aprendiste a pasear por los tejados
que tocaron alguna vez
una canción de cuna.
Habitaste mis noches de sur y frío,
caminaste a mi vera para bailar
un tango al amanecer mirando al mar.
Abrigaste el frío con tus manos,
aprendiendo a abrazar como un niño.
Colocaste el corazón en un sitio
diferente al color de la piel,
para llevártelo en forma de pulsera
por caminos que viajan a través del blanco
del amanecer.

©Virginia Fernández “hechizo”

jueves, febrero 05, 2009

Memoria

Puede que sea tarde para la memoria,
no nos quedan ojos, ni manos,
el tacto se quedó atrás en el tiempo,
jamás vi tu sonrisa.
Cuando amanezca en mi noche,
tú estarás partiendo hacia
ninguna parte.
El arco iris amanece en blanco
y negro en mi ciudad,
Mientras, el tiempo no
me reconoce, cambié de noche,
jamás me acosté a tu lado,
pero una nota de
de jazz dibujó un corazón
en algún tejado con guiños
de sonrisa de niño.

© Virginia Fernández “Memoria”

lunes, enero 19, 2009

Consideraciones estelares y lunáticas

Anduviste las mañanas del sur,
para volver a mirar el color blanco
del amanecer,
corriste en vagones que no
llegaban a ninguna parte,
sólo dijiste adiós desde una de
sus ventanas sin billetes de ida.

Te olvidaste del tiempo sin maletas,
y así volviste a acariciar a la luna de latón,
así las tardes se volvieron de feria,
y lunares, y sábanas.

El color del atardecer esperó,
viendo parpadear
a una estrella tartamuda y pálida,
que quiso coger un trozo de cielo
para regalar,
así te encontré yo.

© Virginia Fernández “Consideraciones estelares y lunáticas”

jueves, enero 15, 2009

viernes, enero 09, 2009

Contar

Podría estar contándote toda la vida,
acariciar tu sonrisa,
escucharte respirar,
mirarte dormir.
Podría decirte todo esto una noche
de verano,
pero no, no lo hago, porque no dejarías
de mirarme.

© Virginia Fernández “Contar”

jueves, enero 08, 2009

Paisaje de invierno



Hoy el paisaje es azul grisáceo
y suena tu canción,
el atardecer atardece de gotas contra la ventana
en el barrio que te gusta,
y el mar suena desde aquí hacia un lugar perdido
en una tierra que tiene color naranja, sol
y media luna, y días sin sonrisas de niños.
Aquí hay caracolas con música,
y cubos de Rubik
hay día redondo de nube de Magritte,
y silencio,
escucho tambores a contratiempo.
Hoy ya es mañana y empieza a amanecer.

© Virginia Fernández “paisaje de invierno”

lunes, enero 05, 2009

días

Hay días en los que los días no se llaman días, se pueden llamar pereza, o diapasón, o también puede que se llamen esterilla de la playa, aunque en invierno no creo que sea éste un buen nombre para los días, tan arrogantes ellos, mirándote fijamente, sin parpadear, días en su mayoría vestidos de nube ambigua, pobres días tristes.
Hay días en los que los días no tienen nombre, ni tienen apellido perfecto, ni pretérito, ni atemporal, y se llaman escombro, guerra, o rareza, pero también imagino que a veces se llamarán día luminoso y ese día me imagino que desayunarán con edredón, café y tostadas.

© Virginia Fernández “Días”