Te dejo un sueño en blanco sobre noche, lo dibujo en una noche de verano en la que no hay viento. El sueño irá en una nube que estará parada sobre una copa de cristal, el sueño sueña sueños raros, y a veces contigo si quieres, cuando quieras, como la letra de letras. El sueño será un cuadro con aristas circulares sobre fondo de montañas, y al que alguien se podrá asomar sin ser visto. Ese alguien podrá parecerse a ti. Entonces yo te dejaré unos ojos que miran para tu sueño, para que mires al sueño como si usaras una lupa, así podrás ver los detalles que no se ven a simple vista. También, para que tú mires a esos ojos que miran, les guiñes un ojo, y luego me cuentes. Los ojos que miran te los presto, miran a tu alrededor y ríen al día, entonces se convierten en sueños risueños rizados mezclados con noche. En el sueño también dejo una receta de miel y limón que cura, y es para que la uses tres veces por semana, o más veces, por ejemplo siete veces por día dos veces por semana, y la mejor camiseta para los mocos.
El sueño es como un cuenta-cuentos hecho a medida, pero no lo sabes aún, ya te darás cuenta.
El sueño habla cuentos despacio, yo los leo. Cuentos que son leídos para dormir a la hora de la siesta, o para escucharlos en un anochecer con luna arábiga sobre fondo azul.
El sueño a veces encandila, como algunos que yo conozco, como andar por una calle con casas que son blancas, casas que no tienen escaleras, que sea verano, y haga sol. El sueño a veces se llamará andarín. Y otras sin embargo se hará llamar a sí mismo noche estrellada sobre acantilado.
Texto: Virginia Fernández “Cuento que debe ser leído antes de ir a dormir”
El sueño es como un cuenta-cuentos hecho a medida, pero no lo sabes aún, ya te darás cuenta.
El sueño habla cuentos despacio, yo los leo. Cuentos que son leídos para dormir a la hora de la siesta, o para escucharlos en un anochecer con luna arábiga sobre fondo azul.
El sueño a veces encandila, como algunos que yo conozco, como andar por una calle con casas que son blancas, casas que no tienen escaleras, que sea verano, y haga sol. El sueño a veces se llamará andarín. Y otras sin embargo se hará llamar a sí mismo noche estrellada sobre acantilado.
Texto: Virginia Fernández “Cuento que debe ser leído antes de ir a dormir”