Anduviste las mañanas del sur,
para volver a mirar el color blanco
del amanecer,
corriste en vagones que no
llegaban a ninguna parte,
sólo dijiste adiós desde una de
sus ventanas sin billetes de ida.
Te olvidaste del tiempo sin maletas,
y así volviste a acariciar a la luna de latón,
así las tardes se volvieron de feria,
y lunares, y sábanas.
El color del atardecer esperó,
viendo parpadear
a una estrella tartamuda y pálida,
que quiso coger un trozo de cielo
para regalar,
así te encontré yo.
© Virginia Fernández “Consideraciones estelares y lunáticas”
lunes, enero 19, 2009
jueves, enero 15, 2009
viernes, enero 09, 2009
Contar
Podría estar contándote toda la vida,
acariciar tu sonrisa,
escucharte respirar,
mirarte dormir.
Podría decirte todo esto una noche
de verano,
pero no, no lo hago, porque no dejarías
de mirarme.
© Virginia Fernández “Contar”
acariciar tu sonrisa,
escucharte respirar,
mirarte dormir.
Podría decirte todo esto una noche
de verano,
pero no, no lo hago, porque no dejarías
de mirarme.
© Virginia Fernández “Contar”
jueves, enero 08, 2009
Paisaje de invierno
Hoy el paisaje es azul grisáceo
y suena tu canción,
el atardecer atardece de gotas contra la ventana
en el barrio que te gusta,
y el mar suena desde aquí hacia un lugar perdido
en una tierra que tiene color naranja, sol
y media luna, y días sin sonrisas de niños.
Aquí hay caracolas con música,
y cubos de Rubik
hay día redondo de nube de Magritte,
y silencio,
escucho tambores a contratiempo.
Hoy ya es mañana y empieza a amanecer.
© Virginia Fernández “paisaje de invierno”
lunes, enero 05, 2009
días
Hay días en los que los días no se llaman días, se pueden llamar pereza, o diapasón, o también puede que se llamen esterilla de la playa, aunque en invierno no creo que sea éste un buen nombre para los días, tan arrogantes ellos, mirándote fijamente, sin parpadear, días en su mayoría vestidos de nube ambigua, pobres días tristes.
Hay días en los que los días no tienen nombre, ni tienen apellido perfecto, ni pretérito, ni atemporal, y se llaman escombro, guerra, o rareza, pero también imagino que a veces se llamarán día luminoso y ese día me imagino que desayunarán con edredón, café y tostadas.
© Virginia Fernández “Días”
Hay días en los que los días no tienen nombre, ni tienen apellido perfecto, ni pretérito, ni atemporal, y se llaman escombro, guerra, o rareza, pero también imagino que a veces se llamarán día luminoso y ese día me imagino que desayunarán con edredón, café y tostadas.
© Virginia Fernández “Días”
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