jueves, enero 26, 2006

Para: Zogo, a good man.

Cuento: El tirano que tenía miedo al compromiso


- Perdón,- dijo el tirano, cuando dejó de ser tirano para convertirse en persona. Esto había tardado en llegar, pero llegó, como la lluvia, como el sol, como todo en la vida.
Parecía estar escuchando a su enemigo cuando dijo: “Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre”.
Él se convirtió en persona gracias a ella. Sí a esa niña que sobrevivió a la barbarie sin que nadie reparara, entre fuego y escombros, a ese ser indefenso que lo miraba con sus ojos suplicantes mientras él levantaba la espada para darle fin, por un momento recapacitó y vio en ella algo que no había logrado ver en tanta desolación que dejó a su paso, tantas vidas sesgadas para nada, tanto secuestro y sin razón. La llevó a su castillo, arropó, alimentó y cuidó. Aunque nunca dejó de ser egoísta, que más que egoísmo era miedo al compromiso, pero esto ante los demás le hacía parecer un ser sombrío y solitario. Al cabo de los años, en una noche de luna llena, cuando todo estaba ya olvidado, se encontraba en sus aposentos cuando oyó un grito desgarrado en la noche, sintió frío y miedo, como todos los que habían sufrido su afán de conquista y poder. La niña apareció a sus ojos, pero no era ya una niña, sino una mujer, su larga cabellera pelirroja, contrastaba con su palidez y vestidos negros, la hacían parecer sacada de un cuento de hadas.

- Padre, le dijo.- tengo que decirle algo, la persona a la que usted cuidó y crió como a una hija, no es un ser natural, soy una bruja de la lluvia, y debo ir con los de mi especie, pero debo llevarlo conmigo, porque debe guiarme en mi camino, necesito a alguien que haya cruzado alguna vez el Pantano de Fuego.

El tirano que ya no era tal, dejó caer su taza al suelo y empezó a temblar. No entendía muy bien lo que la muchacha quería decir, pero comprendió que tenía que empezar a hacer algo en la vida por los demás, comprometerse en algo, y no correr de un lado a otro, sin rumbo ni camino, aunque esto sólo fuera ser guía de su hija, que había resultado ser una bruja pelirroja y pecosa, llena de encanto, claro. Por ella había dejado de ser un tirano, por ella había pedido perdón una vez en la vida.

Fin.

Virginia Fernández.

6 comentarios:

d dijo...

Siempre hay una primera vez hasta para ser bueno. Me gustó recorrer el Pantano de Fuego contigo.

virginia dijo...

Jeje...a mi me dió un poquillo de miedo..había muchas trampas, seres extraños..

DINOBAT dijo...

la maldad es innata, la bonda se puede aprender...

Anónimo dijo...

Dejo letras tiradas por el camino, para saber cómo volver a todas las frases que guardas aquí, y que se dejan leer con gusto para el que lo hace. Yo seré como el tirano, y cuando sea mayor, seré rebueno.
Un gusto encontrar este sitio, mai cofis fren.

nou tumach (uséase:pokito)

virginia dijo...

¿Tú crees dinobat¿

virginia dijo...

Pokito, pero qué Poeta! por favor!!