martes, enero 17, 2006

Ikeray cuando se hace mayor.

La señora se fue a sus aposentos, los demás miraban ensimismados a la gramola, pensando cómo demonios cabía una orquesta entera de músicos, o mejor dicho lo pensé yo porque todos bailaban y reían sin hacer demasiado caso a la gramola como me dijeron que se llamaba, a veces pensaba que yo ya no estaba en el mundo como decía mi abuelo cuando se ponía a mirar con sus ojos grises, que era los que usaba cuando no entendía lo que pasaba a su alrededor. En fin que así me sentía yo, como en un lugar que no estaba hecho para mí. Y me preguntaba donde estaría Luz, la buscaba entre las caras de aquéllos bailarines risueños, a ella también le gustaba bailar mucho, pero lo que más le gustaba era pasear cogida de mi brazo y susurrarme: ¿Me quieres? ¿Para siempre? ¿Tú y yo? y hasta que no contestaba lo que ella quería oír no paraba de repetírmelo, esto era: que sí, que para siempre y que ella y yo hasta el final, luego me decía ¿soy pesada? Yo sonreía. Al final fue ella quien me dejó solo, se fue de mi vida una tarde de enero igual que vino pero sin avisar, y no entendiendo que eso no lo podía hacer porque me rompería el corazón como lo hizo, claro, la muerte nunca avisa. Entonces me pongo a hablar con un chico muy simpático que se sienta a mi lado, me dice que la señora de la casa es su madre, yo empiezo a contarle cosas que veo con mis ojos normales, no con los grises como los de mi abuelo, contarle por ejemplo que a mí me gusta mucho dibujar y pintar y que mi primer cuadro se lo pinté a Luz, que ya no pinto tanto porque no veo muy bien. Él me sonríe, me dice que se llama Ikeray, qué casualidad como yo, que está enamorado, me señala a una chica pelirroja muy simpática que veo bailando y que me dice adiós con la mano. Le digo que es muy guapa. Él sonríe de nuevo. De repente, siento otra vez mis ojos grises, le digo al chico que me perdone, que me siento como mareado, que no se dónde estoy, no se muy bien qué hago yo en esta fiesta y me dice sonriendo:

- Pero abuelo si es tu cumpleaños, hoy cumples 99 años, ¿no te acuerdas?

Fin.

Virginia Fernández.

7 comentarios:

DINOBAT dijo...

Muy bueno, la verdad, me gustó, el abuelo y el nieto, pasando por lo mismo, en momentos distintos, la vida sigue un curso y hay que jugar su juego....

virginia dijo...

Una buena crítica por su parte Sr. Dinobat, no es lo de menos. Besines.

d dijo...

Ya lo he puesto en el de Gideon, las vacaciones os han sentado de maravilla, la inspiración ha vuelto, me gustan mucho los dos y como no me gusta competir no diré mi ganador.
¿Señor?, eso me suena a foro extraño, ¿lo coges?.

Anónimo dijo...

Hola Vir..he encontrado ste spacio casi d casualidad..solo felicitarte por las historias tan lindas..en special la d la pareja vasca..situada en el mes d diciembre..bueno..tambien has hecho una obra d Florencio sanchez..grandioso Florencio..
Chau..

virginia dijo...

Hola Dela, Me alegro que te gusten mis textos...un saludo, y déjate ver mas por estos lares. Muxu bat txori. Agur.

Mayte dijo...

Cada día narras mejor y tus historias enganchan totalmente!

Un biko fuerte y buen fin de semana!

virginia dijo...

Muchas thanks Azul!
besines.