martes, febrero 21, 2006

Ya no la quiero es cierto

Con un abrazo se confunde todo; incluso el hielo más duro se cree carbón si se estruja aplastante contra el barro. Es poco lo que se tarda en tomar a la esperanza por el cuello, la esperanza de ser distintos y creer que somos nosotros quien decide esto. Famoso es el caso de la ducha; siempre supe que tenía buena voz. Luego descubrí que sólo era en la ducha. Creía que el agua y su efecto relajante tendrían algo que ver. Investigué a fondo el tema y encontré que esto lo pensaba mucha gente; casi todo el mundo daba por sentado que tenían buena voz cuando se duchaban. Así, tras arduas pesquisas, llegué a la conclusión que lo que tenemos en común no es el talento, si no que las duchas, normalmente, tienen una acústica envidiable.
Así, cuántas cosas de esta vida me han hecho llegar a falsas conclusiones, que tras saber qué hay encima, y qué hay debajo…me dejaron sin aliento. Pocas son las cosas que son, de por si, lo que son. Cuan relativo todo, cuan sujeto a lo que ya hay establecido desde siempre. Y llegamos nosotros, sin más, osados, a pensar que hemos descubierto el círculo, el fuego o América. Ya no canto, es cierto, cuando me ducho;. tarareo humildemente.
Los amores también pintan de esta guisa. Qué de descalabros, qué de buscar y encontrar lo que no buscábamos. Qué diferente todo, una vez conseguido. Y lo conseguido, que nos llena de tal manera que ya no lo queremos. Cuando la veo a ella, ya no la quiero, es cierto, y ella tampoco, pero la miro, humilde de mí, y pienso que, con un abrazo, lo confundiría todo.

Por cortesía de : Gideon Richardson.

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