lunes, mayo 17, 2010

Calles sin nombre




Te busqué allí
en las calles del absurdo,
mientras los anocheceres me acompañaban sin hablar,
en ese lugar donde alguien me proporcionó un descanso en mi noche,
donde sólo tú o quizás el color de tus ojos podría entender
mis palabras.

Allí te esperé inerme,
preguntándome sobre tus cuestiones metafísicas,
el azar, Kafka y su metamorfosis,
tal vez un cuadro.

Alguien desde un balcón abierto podría matizar
ese pensamiento, esa descripción,
interiores que se asoman a la luz
ver un amanecer,
un libro abierto,
augurios de esperanza.

Mis ojos te esperaron en ese lugar de la media luna,
donde sólo nos reconocemos por nuestro tacto,
donde las calles se llaman anónimas.

Allí donde todo carece de explicación,
dónde la lluvia nos sigue sorprendiendo,
en ese absoluto surrealismo,
en ese estado metafísico,
en ese entendimiento de ojos y miradas.
Allí en ese sitio al que nadie supo llamar con un nombre.

© Virginia Fernández “Calles sin nombre”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bello poema, lírica metafísica del desencuentro, búsqueda de un lugar donde compartirse con los demás. Lucha contra la anonimia que nos aniquila.

Enhorabuena.

 Mayte dijo...

Hay tantas calles como laberintos en las almas, en las vidas, en tus palabras llenas de nostalgía.

Biko.