Cuando la
noche suena tan cerca
y se mete
en mi cama
las cosas
son tan tímidas
como el
canto de un pájaro
posado en una ventana.
Por la
mañana me despierto
con un
miedo profundo
como un
tesoro lleno de bosques,
busco con
mi mano su mano
y
compruebo que ya no está.
©
Virginia Fernández “noche II”
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