sábado, junio 12, 2010

Tempus




T
iempo,
muerte,
mecanismo innecesario,
tic tac de un reloj prendido a tu pulsera.

Qué sólo te quedas Tiempo,
déjame dormirme en tu regazo,
déjame quedarme contigo esta noche,
cantarte una canción de cuna.

Qué silenciosa te quedas tú,
Muerte inesperada, en un sala de espera.
Hermética,
frágil,
déjame morirme de tu misma muerte,
desentrañar las entrañas de la tierra.

Tiempo incandescente, incoloro,
realidad que aplasta,
momento irremediable,
déjame, sólo esta vez
a solas conmigo misma.

© Virginia Fernández “Tempus”

1 comentario:

Mauro dijo...

Cuando veo uno de Chagall, me acuerdo de Oleo de mujer con sombrero, una canción de esas guitarreadas frente a una fogata que tocaba un tal Silvio Rodríguez.

Esa chica volátil parece querer irse sin detenerse, mientras el tipo la agarra como si fuese bandera, mirando al frente, sin parecer que le importa mucho ella, tan sólo aferrándola sonriente como perfecto pelmazo.

Cuando veo uno de Chagall, efectivamente me acuerdo de óleo de mujer con sombrero, tal vez sólo un destello de ese momento irremediable, el mismo al que exiges te abandone de una vez, para dejar de ser bandera y simplemente volar al viento.