No sé por qué nació de repente
esta vocación que mira hacia ti,
no sé si fueron tus maneras,
o si ese día unas gotas estratosféricas,
y redondas
golpearon en la ventana,
pidiendo un hueco donde acurrucarse.
No sé si esta vocación guiada
hacia ti, tiene que ver con Gustav Klimt,
o con El beso, o ciertamente con Danae,
no sé si fue René Magritte,
o su bombín de las cinco,
o incluso pudo ser Salvador Dalí
abrazado a su amante.
Realmente no sé si nació del jazz,
o de tus ojos,
pero el caso es, que esta vocación
inconclusa, y sin sentido,
irremediable, gira hacia ti,
y no puede dejar de mirarte.
© Virginia Fernández “vocación”
miércoles, diciembre 10, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Es una preciosidad de poema, Virginia, desde la primera "ene", y hasta la última "e".
Un beso vocacional desde el tejado con las chimeneas de jazz.
Me hiciste mirar "el beso" de Klimt que adorna mi pared.
El lazo que nace de repente, sin razón aparente, es quizás la unión más sólida pues se basa en el afecto más puro.
Cariños
Como siempre precioso texto Vir...así no más
un abrazo
Publicar un comentario