martes, agosto 26, 2008

Trazo de infancia

Todo era así traslúcido y desfigurado, era trozo de mundo particular. Llenaba el tiempo y hasta el espacio. No sé por qué ese malgastar todo en nadas de esa manera y echar a correr, y era tan breve y tan manso todo, con mucho color eso sí, con mucha imaginación, nos divertíamos con cualquier cosa. La imaginación se desborda cuando eres pequeño, y cualquier cosa puede llegar a ilusionar. Todo parece enorme, rincones por los cuáles hoy, si transitaras, sorprenderían de pequeños.
Esperar a que pasara el calor para volver a salir, jugar en las calles de piedra, rompernos las rodillas al caer, y siempre con heridas en las piernas por los tropezones accidentales mientras bajábamos a contra-reloj. Las zapatillas llenas de polvo, y mucho calor. Nos poníamos negros como carboneros de jugar en la arena. Nuestra madre quería que nos echáramos la siesta, esperar a que todos se durmieran y salir a la calle corriendo bajo el sol de un medio día que cegaba con el blanco de la cal. Todo era infancia trasnochada, infancia poética y abstracta con connotaciones de domingo vestido de lunares.

Texto: Virginia Fernández “Trazo de infancia”

2 comentarios:

Josefhine dijo...

Sí, que tiempos los de pequeño, cuando todo era jugar, jugar y soñar.......... Un beso Virginia por haberme recordado mi niñez.....

Laura Escuela dijo...

cuánta connotacion, querida, jejeje.
La infancia tiene eso, está teñida de nostalgia con connotaciones a tierra.
un beso