domingo, octubre 12, 2014

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Cada mundo es un prisma del anterior, un pequeño hijo que nace con similitudes y diferencias. El estado poético en la montaña es diferente, cuando oscurece siento una paz infinita, respirar aquí es como decir hola por primera vez, sin peso en los hombros, solamente la desnudez de un niño que nace o una flor salvaje en la ladera. Queda muy poco para volver a verte, cuento las horas.

(c) Virginia Fernández. De diario.

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