En este mar no hay bosques
y esto es una contradicción,
no los hay en tus ojos, negros como la noche
ni en ese trozo de cielo.
La libertad que busca la oscuridad
no puede encontrar la paz
ni siquiera en esta tierra de luz,
las cenizas del río incendiado ya no están en ninguna parte,
el viento susurra los secretos que todo el mundo conoce ya.
Y no te imaginas qué poco pensé en ti,
no te imaginas cómo borré todos los incendios.
Pero ahora,
cuando empieza el otoño,
echo de menos tu belleza extraña,
otra vez,
tanto como las flores a un campo de espigas.
© vi
2 comentarios:
Gracias Virginia por deleitarme con estas letras.
Un abrazo.
Gracias Pedro, un abrazo. :))
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