sábado, mayo 17, 2008

tan feliz y tan gato

Y sonreírme despacio, tan feliz y gato, tan contento, tan tú, mirada ensimismada, mirada gatuna y casual. Y no lo entendía bien, por eso te mostré lo que contenía el papel, una especie de crucigrama de letras que se cruzaban entre sí y formaban palabras, palabras ininteligibles, juego de palabras, una especie de ilustración a carboncillo. Y por culpa de las palabras empezó todo. Y era tan natural no darse a las explicaciones, sólo mirada y bajar por la calle sin prisa a la luz de la luna, sin dejar de reír y sonreír. Tus ojos pillos me contagiaron la alegría mostrando una palabra que se leía en azul. Claro, irremediablemente se puso a llover y nos pusimos otra vez a reír y a correr, el papel se mojó, y nos reíamos de todo, nos mojamos toda la ropa. Después no hubo paraguas, ni ruido, ni viento, ni luna, y nos fuimos a casa a saborear la lluvia que se escuchaba a través de tu ropa y del cristal.

Texto: Virginia Fernández “tan feliz y tan gato”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ciertamente, como decía el buen Guillermo de Ockham... Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem (No ha de presumirse la existencia de más cosas que las absolutamente necesarias.) En la simplicidad está la felicidad. Me ha gustado.

Laura Escuela dijo...

ñammm qué planazo jejeje me gusta!!

oye, chica, qué ojo! ese poema de benedetti es mi favorito!!!

un besazo

Anónimo dijo...

A veces te sales por los bordes del papel, pibita, un gustazo leerte las frases que se vierten sobre la mesa. Un beso, Virginia.