sábado, febrero 16, 2008

La mímica de la calle y mí.


A mí me gusta la mímica de la calle, me parece preciosa porque es fotografía en blanco y negro, porque es fría, pero mimo, es arte, es alternativa hasta la saciedad. Pero sobretodo, cuando más me gusta es cuando la dibujas en un papel una tarde cuando el sol empieza a caer, justo al anochecer y me lo cuentas sentado, despacio, fumando un cigarrillo, con los ojos entornados. La mímica de la calle me cuenta un autobús con parada obligada, hay una noche y lluvia, hay gente corriendo con paraguas y niños mojándose. Hay chaqueta con capucha, hay gafas, y risas, hay cielo, y no hay gorro, ni invierno, ni frío, ni blanco pálido que se calló de una postal de una ciudad llamada Almería, cuando la lógica exacta dijo tu nombre, cuando la lógica exacta te vio aparecer en un lugar llamado Palabras. Y cuando lo dijo sonrió y apareció de nuevo un mimo en la ciudad, un mimo llamado Ciudaz, con la cara pintada de color blanco. El lugar se casó con un puzzle con las fichas del amanecer, y sonrió porque el puzzle se llamaba Poulin y era por supuesto del color de la naranja, y era precioso. Por eso me gusta tanto la mímica de la calle, ya ves.

Texto: Virginia Fernández
Montaje fotográfico: Manuel Gallardo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado la mímica de la calle, es una mímica eónica y tal. Un beso

Jaime dijo...

precioso