martes, septiembre 25, 2007

Relato coloquial sin motivo aparente

Esto es un relato coloquial sin motivo aparente por muchas razones, pero sobretodo porque estás solo, haces tu vida, caminas, trabajas, duermes, respiras, y sigues que es lo importante. Piensas en alguien, en qué estará haciendo en este preciso momento, si pensará en ti, si se habrá acostado, si leerá, si estará tomando un baño, o estará sentado frente al mar, si es importante para ti. Nosotros seguimos con la vida. Comemos, tomamos café, hablamos por teléfono con alguien, con nuestra abuela que nos hace reír a carcajadas cuando nos cuenta que el señor del butano le propuso hacer el amor después de tomar café, que su hermana está echa un carcamal y que cada cuál haga de su capa un sayo que es lo que toca y lo que se debe hacer.
Claro después de esto no podemos hacer otra cosa que ponernos a escribir sobre ello, es lo que hay. Esto nos recuerda que todos al final somos iguales, y estamos solos. Si te paras un segundo, si lo piensas un poco ayer no estabas solo, hoy sí, pero al final es lo mismo. A veces se me puede ocurrir cualquier cosa en esta circunstancia, como por ejemplo que da igual dónde estemos, o cómo, o cuándo, realmente da igual, y no es tan grave lo que suceda, nunca lo será porque al final es lo mismo, al final todos somos la misma mierda de siempre. Nos seguimos levantando por la mañana, tenemos nuestros sueños, nuestras desidias y pensamientos varios, nuestros alborotos, alegrías, penas, llantos, desesperación, e incluso magia. Tenemos magia en la esquina de nuestra casa cuando llueve y sale el sol, o hace frío, y también cuando llevamos bufanda de colores larga, que nos arrastra hasta los pies, o vemos a un titiritero, y somos al final felices, porque sí.


Texto: Virginia Fernández “Relato coloquial sin motivo aparente”

5 comentarios:

Anónimo dijo...

El lararí creo que anda mosqueao

Mauro dijo...

Virginia, leyendote, solo en mi casa, me sentí identificado por tus letras.

Tan lejos, tan cerca.

Que estes bien.

Anónimo dijo...

Sí, maga, estoy indignao, pero mucho mucho.

Laura Escuela dijo...

pues yo hoy estoy sola. Ayer no. Hoy sentí la magia del amanecer sobre la palmera de enfrente. Pero ahora siento la desidia del mediodía desesperante. Qué te voy a decir... puro coloquialismo, pero con el motivo aparente de los estados de ánimo, con la razón de la vida tirando de nuestros pies, aunque no sepamos qué puñetera razón es esa.
Besos

Realmente me ha gustado muchisimo tu texto

Viento del Pacífico dijo...

Hola Vir :)! Cuánta verdad hay en tus palabras y cuánta miseria en nuestros corazones. Besos.