El vacío original, el vacío irreal, o simplemente el vacío a secas, la idea de precipicio bajo nuestros pies, y caer, descender lentamente como el que se deja caer en un banco de piedra para descansar. Nada es de golpe, nada excepto la muerte.
Allí se muere al amanecer, uno se va dejando morir poco a poco desde temprano, pero es en el momento del amanecer, de vislumbrar los primeros rayos de sol cuando se muere de verdad, de una sola vez, para luego volver a nacer poco a poco, y lentamente, para poder contemplar la belleza que te envuelve, inapreciable belleza, mezclada con un sabor agridulce.
En sus calles podrás encontrarte conmigo, hecho casual como pocos, conversarás conmigo en un idioma incoherente sin saber que soy yo. Escucharás en silencio el rumor de las olas. Mirarás al horizonte de mar con ojos de nostalgia. Después en cualquier ciudad del mundo le encontrarás sentido a algo, y sonreirás. Cómplice y casual. De nuevo, casualidad.
Allí hay hambre. Vida y muerte se dan cita en sus calles. Es algo habitual encontrarte en cada esquina de papel, un cigarro enlatado en pobreza.
Al final, todo es igual, en todas partes, por lo tanto al final como un esperanto casual entenderemos la circunstancia como un todo, así me encontrarás, pensando en ti, al igual que tú en cualquier tejado de esta ciudad lejana al otro lado del mar.
Texto: Virginia Fernández “Descripción de una ciudad llamada: Habana”
Foto: Manuel Gallardo
Allí se muere al amanecer, uno se va dejando morir poco a poco desde temprano, pero es en el momento del amanecer, de vislumbrar los primeros rayos de sol cuando se muere de verdad, de una sola vez, para luego volver a nacer poco a poco, y lentamente, para poder contemplar la belleza que te envuelve, inapreciable belleza, mezclada con un sabor agridulce.
En sus calles podrás encontrarte conmigo, hecho casual como pocos, conversarás conmigo en un idioma incoherente sin saber que soy yo. Escucharás en silencio el rumor de las olas. Mirarás al horizonte de mar con ojos de nostalgia. Después en cualquier ciudad del mundo le encontrarás sentido a algo, y sonreirás. Cómplice y casual. De nuevo, casualidad.
Allí hay hambre. Vida y muerte se dan cita en sus calles. Es algo habitual encontrarte en cada esquina de papel, un cigarro enlatado en pobreza.
Al final, todo es igual, en todas partes, por lo tanto al final como un esperanto casual entenderemos la circunstancia como un todo, así me encontrarás, pensando en ti, al igual que tú en cualquier tejado de esta ciudad lejana al otro lado del mar.
Texto: Virginia Fernández “Descripción de una ciudad llamada: Habana”
Foto: Manuel Gallardo
5 comentarios:
pues me ha encantado vir, realmente me ha gustado muchísimo. Un beso grande, niña
Si en la ciudad uno puede encontrarte, entonces esa ciudad merece la pena, como poder volver a leerte. Un placer como siempre después de un largo tiempo. Besos.
Las ciudades tienen lenguajes muy particulares...algún día espero oir leer, oler a esa habana de tu escrito
un abrazo vir
La Habana????
Sí,realmente ofrece más de lo que sus calles dicen, instaladas en un continuo "restaurar"como si el tiempo se hubiera parado hace algunos años.
Con esas mismas frases, tal y como son, podrias hablar de cualquier ciudad latinoamericana de cara al mar,pero no de La Habana,quizas podras encontrar de todo lo peor, como en cualquier ciudad,pero "no hambre".
Un saludo,yo sigo en La Habana con camisa de siete años.
lau: Muxas thanks niña!! besazos
jesus: Niño cuánto tiempo!!!!!!!!! menos mal que volviste. Besis. Gracias por coment.
bajamar: las ciudades son muy particulares, y como me dijo un amigo, existen miles o millones dentro de la misma, una por cada persona que vive allí o viaja a conocerla. besos
Anónimo: La Habana es preciosa, sí. Qué más puedo decirte si sigues ahí con camisa de siete años que seguro es de color verde claro. ¿A qué sí?
De todas formas la palabra "hambre" ha sido utilizada en el texto como metáfora, no como un significado literal.
besitos
Abrazos. Gracias a todos por perderos un ratín por aquí.
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