
Esto es un suceso excepcional y edénico, porque:
Te edenizo, me edenizas, edenizar de edén, claro, de edenoclitoral, de paraíso edénico, sustantivo masculino.
Te idealizo, te deletreo. Qué es idealizar, deletrear, entonces, engrandecer quizás, individuo, sobrestimar. Por qué. Tú.
Suceso excepcional que me sucede a diario: Y yo digo malabares, malabarismo, rito, ritual, nariz, pie, mano. Como un todo que te persigue.
Otra vez: Suceso excepcional, suceso extraordinario: Tú.
Suceso que irremediablemente te arrastra, te atrae y se repite en el tiempo, por ejemplo en primavera, verano, otoño, invierno, primavera, otoño, invierno, agosto, noviembre, enero, octubre, noviembre, otoño, otoño, noviembre. Por supuesto esto es así porque siempre eres. También eres siempre distinto y tú.
Por lo tanto te edenizo, me edenizas, se edenizan. Y nos unimos en la misma proporción, ida y vuelta, al cuadrado, otra vez, distancia.
El viejo reloj naranja se para de repente, otra vez el naranja, le das cuerda. El viejo reloj te llena el espacio temporal, te crea un sentimiento raro, es un sentimiento irracional, y lo que pasa es que se prepara por supuesto para el amor.
Así poco a poco nos vamos construyendo el puente, entre suceso y suceso. Y el puente es antiguo, indestructible, nunca se cae.
A mi gusta pasear. Cuando salgo a pasear siempre voy a ese puente que construimos, para ver si estás. Doy un rodeo antes de llegar por las aceras en forma de triángulo. Y sí estás, te veo de lejos allí parado. Estás esperando en el puente con camisa azul que no tiene cuello, camisa que me gusta, siempre la usas para ir a pintar, también para venir a verme. Nos cogemos de la mano en el puente y paseamos. Todo se vuelve edénico otra vez, y vuelta a empezar, edén, edenoclitoral, tiempo, suceso excepcional, tú.
Texto: Virginia Fernández “Suceso excepcional”
Foto: Manuel Gallardo “Almadrabillas”