La piel de la ciudad
Me gustan esos cafés
en los que los amantes
sólo se miran
mientras todos avanzan
sumergidos en un mar
que está enfermo.
Miro sus caras,
ya no tienen voz,
llega la noche
mientras van a sus casas,
tristes,
en el metro.
Son sus ojos, caricias
en los huecos por los que nos colamos
mientras
abrazamos la piel de la ciudad
para no sentirnos tan solos.
© Virginia Fernández “La piel de la ciudad”
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