lunes, abril 30, 2012

Cabinas telefónicas


Cabinas Telefónicas

Me estremezco recordando cuando
el amor hacia ti era como un árbol
de ramas etéreas,
creciendo por todas partes,
recordando
a las personas neuróticas que pasan
por mi vida
y me gustaría gritar a esa persona
que intenta llamar desde una cabina telefónica
que está rota,
que están rotas todas la cabinas telefónicas
que ya no queda nada,
ni siquiera las palabras,
sólo el cielo azul e infantil.

© Virginia Fernández “Cabinas Telefónicas”

sábado, abril 28, 2012

vidas cotidianas




vidas cotidianas


nos invade la soledad
en la irrealidad cotidiana
mientras hablamos
sobre lo que hicimos ayer
o sobre la lluvia

me miras con tus ojos verdes
de mundos imposibles

yo preparo el café
con el eco del mar
y relato anécdotas
sacadas de un verano en el que tú aún
no existías

preparo la mesa en la terraza
con galletas de azúcar para merendar

es terrorífico y hermoso
no me acuerdo de nada en ese momento

no quiero que el color del mar oscurezca


© Virginia Fernández “vidas cotidianas”

lunes, abril 23, 2012

Hojas de otoño


-Arrimo mi hombro a tu cuerpo para que también por mí vayan
las hormigas.
Eso dijiste, así fue tu principio.
_Del nacimiento de la melancolía_ La  Adoración. Juan Andrés García Román.



Hojas de otoño

A
núdate el pelo al bosque
porque vamos a salir a pasear
para que se pierdan las lágrimas
de los ojos
y los acantilados de vértigo.

No tú,
tú no estás,
ahora no,
pero sí el pensamiento
y la libertad.

Cuando no queda nada
los huérfanos
salimos hacia los árboles
y sus sonidos
de alegres cánticos
inundan la mañana.

Sin embargo
ahora no,
ahora estamos solos
ahora sólo algas,
sólo hojas de otoño.

© Virginia Fernández “Hojas de otoño”

domingo, abril 15, 2012

Prisión sin barrotes

‎"Por unos días incluso me olvidé de morir de belleza o diluir mi origen en el tiempo caleidoscópico del arte. Por unos días, es cierto, me olvidé hasta de ti y me entregué entusiasta a todo tipo de inquietudes performativas, ecológicas y funámbulas con las que nos entreteníamos los huérfanos bajo pretexto de fraternidad" _La Adoración_Juan Andrés García Román.

Prisión sin barrotes


D
esde la prisión sin barrotes
veo el horizonte que dibuja
la línea azul del mar
y no está desnuda,
pero sí cubierta de nubes
alzando los brazos al universo.

La celda no tiene llaves
y el atardecer se va oscureciendo
en pequeñas luces que brillan
mientras escribo el poema
que no tiene ningún sentido
y los tiene todos.

Y te escribo
ahora que no estás
con granos de café
que dejo sobre la mesa,
como el rastro que deja el caracol
en el bosque,
como la melancolía
o como el color de las manzanas
que cuelgan de los árboles
de labios silentes.

Por fin cae la noche
en la que se pueden soñar otras vidas.
Por fin sopla el viento
para que los pájaros salgan a volar.


© Virginia Fernández “Prisión sin barrotes”


martes, abril 10, 2012

Meteoros y estrellas

Vivimos la estación del amor
como la hierba

buscamos un pedacito de tierra

y un pequeño sueño

y cuando cae la tarde

nos levantamos
como la niebla sobre las plantas

buscando nuestros poemas

y nuestras lágrimas secas.
_Saniya Sàleh_



Meteoros y estrellas

A
l atardecer soñamos
con el color anaranjado
que cae sobre los tejados
de nuestra ciudad.

Corremos hacia las azoteas
cogidos de la mano,
mirándonos las sonrisas,
disminuyendo la marcha,
buscando un trozo de luz
para iluminar nuestras vidas,           
para salir a volar como los pájaros
y coger un poco de viento
que nos despeine.

Nos vemos reflejados
en las nubes,
en el cielo
y entramos
en el magnífico mundo
de un cuadro de Chagall.

Cuando despertamos
la ciudad está iluminada
y en mi pelo hay dibujados meteoros
y miles de millones de hojas de otoño.


© Virginia Fernández “Meteoros y estrellas”

domingo, abril 08, 2012

Descripción de una calle

Apagamos las  manos. Dejamos encima del mar marchitarse 
la luna
y nos pusimos a andar por la tierra cumplida de sombra.
Ahora ya es tarde.
_José Hierro_



      Descripción de una calle

Pues está sonando un acordeón en esa calle estrecha que me gusta tanto, que al final tiene un graffiti todo a lo largo en la pared y te transporta y ahí soy tan no mí, tan espectador y proyección de pensamiento y cubo y metafísica y sensación.

Y sobretodo me gusta por la noche, porque adquiere colores anaranjados debido al color de las paredes de las casas. Toda tentativa de explicación fracasa, por una razón lógica, una razón de peso y es que para ser definido tiene que estar dentro de lo definible, y esto no lo está, naturalmente.
Y así es como entro poco a poco en la sensación cubo, sensación contracorriente, sensación gato, sensación mujeres de la calle que miran, sensación líquidos, fluidos, y mirada perdida, evasión, suburbio, estratosfera, cubo, mundial y altamente recomendable.
Y la calle estrecha termina, termina el paseo divertido y salgo otra vez al estado mí, pero totalmente cambiada claro, renovada, reconfortada y transportada por ese sonido de acordeón que sigue sonando, pero que se aleja cada vez más y más. Y dejo atrás el color naranja, a la gente de mirada lejana, al mí ya no cubo, ni sensación, ni metafísica, ni lunar, ni gata. Y la noche suburbial se aleja y al final tú, irremediable final para que todo esté en perfecta armonía universo y gato.
© Virginia Fernández “Descripción de una calle”

viernes, abril 06, 2012

Ol_vi_do O oOs

¿Tienen todos los fuegos encendidos cien llamas que se mueven en todas direcciones? ¿Hubo alguna vez una llama redonda con una sola lengua? ¿Por qué corre la ansiedad por las venas como si fuera mercurio, por qué adopta formas de tifón, por qué rodea a cada uno de los monstruos que vagan por las calles para interrogarse sobre sus intuiciones, para imaginar sus perversidades, para deslizarse entre los amantes?
_Diario II Anaïs Nin_


Olvidos
“…hemos olvidado la sencillez de las caracolas
que aman el mar y lo evocan
ululante…”
Celia Gómez

L
a tarde se vuelve gris
cuando no hay sonrisas,
mientras los peces nadan libres
y los temblores invaden el cuerpo,
sólo hay cisnes en el lago
y espejos asustados,
sólo miradas y amanecer
sólo imágenes que se empequeñecen
y adioses sin labios que los pronuncien.

La tarde se vuelve olvido
así como nosotros
dejamos atrás nuestra capacidad de ver
las cosas sencillas de la vida
el vuelo de un pájaro,
la mirada inocente de un niño.
Mientras olvidamos el arte
de mirar cómo caen las hojas de otoño,
la sencillez de una mañana de sol,
el tacto de tu cuerpo bajo mi piel
y las gotas de lluvia golpear en el cristal.


© Virginia Fernández “Olvidos”

jueves, abril 05, 2012

Primavera y crepúsculo


Primavera y crepúsculo

P
rimavera
que acorta su voz
mientras
el bosque retrocede,
me gustaría poder decir
azul y luz
pero está lloviendo,
querría decir
no estés triste,
pero el cielo no está igual
que aquella vez,
ni los árboles frutales
porque solo hay nubes,
solo estoy yo
y la distancia sigue ahí
en pie
a pesar del crepúsculo,
a pesar de la primavera.

© Virginia Fernández “Primavera y crepúsculo”

domingo, abril 01, 2012

La ciudad que nunca duerme


La ciudad que nunca duerme


E
stas páginas en blanco están inacabadas
por culpa de su voz pausada y dulce,
enteramente culpable del insomnio de esta ciudad marchita,
del asfalto que recorro 
y de los interrogantes.

Esta ciudad que nunca duerme
y que vela frente al mar
en vigilias de lunas que perdieron
el tren en la estación del ayer, me mira desde lejos.

Estas páginas en blanco
como observadoras anónimas del abandono a la noche
y de los temblores que la preceden.

Estas malditas páginas en blanco,
irremediables, insaciables, son y serán el escenario,
que me trae las ganas arrastradas,
y me las muestra ante mis pies desnudos.

Como telón de fondo una música de luna
reflejada en el mar,
que me mira impasible 
y me sonríe al ritmo de frenéticos acordes un tanto lunáticos.

© Virginia Fernández "La ciudad que nunca duerme"