domingo, febrero 14, 2010

Exilios

"Voy por tu cuerpo como por el mundo" Octavio Paz


Aquí me encuentro
en este exilio.
Exilio de párpados cerrados
y de preguntas,
de ventanales con signos de interrogación.

Aquí me encuentro
en esta ruina de espacios,
con utopías irrelevantes
mirándome sin comprender,
con lunas de puertas cerradas,
con estadios de luz incandescente.

Aquí me encuentro
exiliada de los adioses
y los abrazos,
exiliada del mundo
y de su rutina,
exiliada de sus cuestiones,
de sus miradas de pronóstico reservado,
de sus incertidumbres.

Aquí me encuentro en el silencio
de esta tarde invernal y callejera,
esperando el anochecer,
que seguro traerá sonrisas nuevas
que me harán olvidar este exilio
impenetrable y asustado.

© Virginia Fernández “Exilios”

lunes, febrero 08, 2010

Pretensiones

Quiero ser poeta,
y vivir en mis versos,
mecerme en un susurro,
correr con el viento de cara.

Me gustaría volverme poema,
quedarme en su regazo,
dormirme entre sus párpados,
vestirme con sus ojos,
hacer muecas a la luna,
guiños a su piel,
descomponerme en su métrica.

Daría todo lo que tengo
por convertirme
en una pequeña estrofa que llevara su nombre,
acariciarlo con pequeños susurros,
cantarle una canción al oído,

No sé hasta qué punto estaría bien
reconvertirme en un soneto,
decir algo extravagante.
No sé si podría explicarme lo suficientemente bien
para poder decir algo que lo estremeciera a usted.

© Virginia Fernández “Pretensiones” Fragmento de Diarios de usted.

miércoles, febrero 03, 2010

Vocación

No sé por qué nació de repente
esta vocación que mira hacia ti,
no sé si fueron tus maneras,
o si ese día unas gotas estratosféricas,
y redondas
golpearon en la ventana,
pidiendo un hueco donde acurrucarse.

No sé si esta vocación guiada
hacia ti, tiene que ver con Gustav Klimt,
o con El beso, o ciertamente con Danae,
no sé si fue René Magritte,
o su bombín de las cinco,
o incluso pudo ser Salvador Dalí
abrazado a su amante.

Realmente no sé si nació del jazz,
o de tus ojos,
pero el caso es, que esta vocación
inconclusa, y sin sentido,
irremediable, gira hacia ti,
y no puede dejar de mirarte.

© Virginia Fernández “vocación”

Noes

No duele el amanecer
cuando no estás,
es sólo un pequeño pinchazo
en el pecho.
es sólo una desazón
que oprime cada músculo de mi cuerpo.

No te echo de menos al atardecer
cuando el viento empieza a contarme
una canción de cuna.
No pienso en ti,
No existen pensamientos trasnochados,
es sólo una pequeña herida,
un jirón roto de tela que se va haciendo
cada vez más grande.

Es sólo que me acuerdo de ese mimo
que se mueve en la rambla de las flores,
ese cielo gris que me recuerda a tus ojos,
ese atardecer que no va a volver si no me miras.
Es sólo ese desamparo,
esta cama vacía con tu hueco exacto
debajo del edredón.
Es sólo eso, nada más.

© Virginia Fernández “Noes”