Observo unas manos, manos de dedos largos, manos que seguro acariciarán o serán acariciadas en un futuro próximo, que se enamorarán de otra piel distinta a la mía. La lógica exacta me dice que recorrerán muslos, pieles, y otros mundos diferentes, serán objeto de fuegos fatuos, y de amores y desamores. Manos anónimas, y al fin y al cabo desconocidas para mí y de mí.
(c) Virginia Fernández
miércoles, mayo 13, 2009
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